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Gustavo Rodríguez Ostria: historiador de las guerrillas

En octubre de 2006, al presentar en la Asociación de Periodistas de La Paz su libro sobre la guerrilla de Teoponte, Gustavo Rodríguez Ostria hizo una afirmación estremecedora: “Si algún valor tiene esta obra, es el de reafirmar, especialmente a los jóvenes, que ese no es el camino a seguir en la búsqueda de transformar el país”. Y lo dijo quien dedicó seis largos años de su vida a investigar a fondo el fenómeno siguiendo literalmente las huellas de muchos de sus protagonistas, rebuscando archivos, convenciendo a unos y otros para que suelten sus secretos celosamente guardados por décadas.

Si revisamos la extensa y variada producción historiográfica de Gustavo, al parecer, la temática de las guerrillas en Bolivia es una de las que mayor dedicación y tiempo le demandó. Dan fe de ello sus numerosos artículos, conferencias, entrevistas y debates pero fundamentalmente, los libros: Sin tiempo para las palabras. Teoponte: La otra guerrilla guevarista en Bolivia (Kipus.Cochabamba, 2006), Tamara, Laura, Tania: un misterio en la guerrilla de Che (Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2011) y el libro propiamente sobre las acciones guerrilleras, cuya edición póstuma esperamos impacientes, pues poco antes de su temprana partida anunció que estaba listo y que el estudio sobre Tania sería parte de ese volumen.

En Teoponte: la otra guerrilla guevarista… sobresalen algunos aspectos que vale la pena resaltar: trataremos aquí de recordar lo que dijimos cuando el autor nos invitó a comentar la obra en la citada presentación en la sede de los periodistas.

Se trata de un trabajo que primicialmente logra rescatar información jamás revelada antes de fuentes militares, en algunos casos de archivos particulares y testimonios de quienes todavía deseaban permanecer en el anonimato, como se puede imaginar, por distintos grados de responsabilidad en aquellos trágicos sucesos ocurridos entre los meses de julio a octubre de 1970, en lo que se convirtió en una cacería, antes que una guerra como tal. A propósito, entre las numerosas interrogantes que Gustavo deja abiertas, está la que plantea si fue una instrucción formal de los mandos militares o un simple dejar pasar por inercia aquello de “ni heridos, ni detenidos, todos muertos…”.

Por supuesto, utiliza a fondo los pocos libros específicos sobre el tema que habían sido publicados hasta entonces en Bolivia (Hugo Assman, María Rene Quiroga Bonadona y Oswaldo “Chato” Peredo), así como publicaciones del exterior, una de cuyas claves es “Bolivia: Ensayo de una Revolución Continental” de los bolivianos Humberto Vázquez Viaña y Ramiro Aliaga Saravia (poligrafiado de circulación restringida, aparecido en Europa en julio de 1970, los mismos días en que en Bolivia comenzaba la “segunda guerrilla guevarista”). Cabe mencionar que, entre la docena de libros de autores militares, solo el de Reque Terán tiene una referencia tangencial acerca de Teoponte: todos los demás se concentran en Ñancahuazú. Una de las mayores fortalezas del libro de Gustavo es el caudal de alrededor de 300 testimonios individuales recogidos, así como las fuentes primarias relevadas: croquis, mapas, informes, diarios, etc., todo ello fruto de un paciente, prolongado y sistemático trabajo de recopilación de datos. Pero también, y esto es bueno subrayarlo, la información obtenida le permite, entre otras importantes interpretaciones, derrumbar algunos mitos que andaban circulando, como que la guerrilla era muy influida por cristianos de izquierda y que era fundamentalmente campesina. No hay tal. La investigación impide sostener esos puntos de vista.

De no menor importancia es el tratamiento respetuoso y profundamente humano con el que aborda las situaciones y los protagonistas de ambos lados de la contienda. No cae en la tentación de regodearse con pasajes tenebrosos, chocantes o lúgubres, como la muerte de Elmo Catalán y Jenny Koeller, el “fusilamiento” de dos guerrilleros desertores por robarse una lata de sardinas, o la propia captura y muerte de Inti.

Ciertamente el autor trabaja con el corazón en la mano, emocionándose y emocionando a los lectores, especialmente a los integrantes de las generaciones que vivimos de cerca los acontecimientos y a quienes, tal vez por eso, nos parece un relato fascinante y estremecedor. La gran duda es si por lo menos algunos componentes, los más lúcidos, de las nuevas generaciones, serán capaces de entrarle a un texto de más de 600 páginas con más de 1400 notas explicativas de pie de página que generalmente señalan la fuente de todas y cada una de las afirmaciones realizadas, al margen de la mera especulación o de interpretaciones sin fundamento.

Similar espíritu de historiador acucioso se advierte en el libro Tamara, Laura,Tania… en el que rastrea a la única mujer guerrillera: su infancia en Argentina, su adolescencia en la Alemania del este, su apasionada juventud en la Cuba revolucionaria y su desempeño contradictorio en Bolivia. Lo relativamente nuevo en este trabajo es el acceso, todavía muy limitado, a los archivos documentales que se van abriendo en los ex países socialistas y en particular los de la ex República Democrática Alemana (RDA), que a través de la Stasi (policía secreta) había construido una extensa red de informantes que involucraba casi automáticamente a una buena parte de su población.

Desde una posición emotivamente menos cercana, como sí lo era con los protagonistas del libro anterior, Gustavo Rodríguez realiza su trabajo de investigación siguiendo todos los hilos posibles, incluidos los que buscan consagrar a Tamara Bunke Bider en el panteón de los héroes inmaculados (también heroínas, por supuesto) y aquellos que buscan demoler su imagen tejiendo intrigas de nexos sentimentales o de “agente doble”. Sobre este espinoso tema el historiador establece que “Tamara Bunke, Laura o Tania, perteneció efectivamente a la Stasi, pero lo hizo desde un puesto secundario y no cumplió ninguna tarea de espionaje para entorpecer la tarea del Che. Ni para la seguridad germano-oriental o la soviética”.

Para concluir: en función de utilizar mejor el espléndido legado de investigación histórica de Gustavo Rodríguez Ostria sobre el tema guerrillero, quizá haga falta un “prólogo virtual” en formato audiovisual, como el que se ha anunciado que hicieron Horst Grebe y José Peres Cajías acerca de La acumulación originaria de capital en Bolivia. 1825-1885. Sería un puente intergeneracional urgente y necesario para ayudar a entender toda una época.

Fuente: www.revista.redlatt.org

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