En torno a los 50 años de la Guerrilla del Che en Bolivia se hace necesario un cambio de enfoques y actitudes. Además del recuerdo de los caídos (37 guerrilleros y 49 soldados y oficiales), debería procederse a una evaluación del suceso en su perspectiva histórica, en el contexto latinoamericano y mundial de aquella época, y en su proyección hacia la realidad actual. Asimismo, es importante esclarecer muchos aspectos que han permanecido en las sombras o han sido oscurecidos, tanto por el afán laudatorio de unos, como por la vehemencia condenatoria de otros.
Me explico: en un polo se sitúan los que suponen que lo único que cabe es el concepto de gesta protagonizada por los guerrilleros, y por tanto, se construye un panegírico de acciones heroicas que alimentan el mito. En el otro polo se sitúan los que solo tienen ojos para ver el fenómeno guerrillero con el lente ahumado de la Guerra Fría, y se ensañan con improperios y descalificaciones que a su vez alientan el mito de una “invasión” extranjera a Bolivia derrotada gloriosamente por las Fuerzas Armadas.